Las bebidas alcohólicas son muy bien aceptadas en nuestra sociedad. Ellas están insertadas en fiestas de familia, encuentros de amigos y reuniones casuales. Al principio, el efecto puede ser agradable. Pero con el paso del tiempo, lo que antes era solo una copa entre amigos, se convierte en una esclavitud.
Es por eso que entendemos que la línea que divide el uso social del alcohol, del consumo crónico es tan fina, que sobrepasarla es más simple de lo que mucha gente se imagina. Por eso, dejar de beber antes de que el alcohol domine completamente tu vida, es la mejor alternativa.
Aquí te dejamos tres razones fundamentales por las cuales dejar de beber marcará una gran diferencia en tu vida.
Efecto físico
El primer motivo por el cual dejar de beber es la mejor opción, es por el impacto que causa el alcohol en el organismo. Desde el primer trago que ingresa al torrente sanguíneo, el sistema nervioso central es alcanzado.
Esto sucede porque el alcohol es una sustancia depresora, es decir, al ingerir bebidas que contienen alcohol, el nivel de actividad del cerebro disminuye, dejando todo el organismo más lento, perjudicando la capacidad de raciocinio.
Con esta parte del cuerpo perjudicada, la actividad motora, el equilibrio, el habla y otras funciones esenciales son alteradas, colocando a menudo al usuario en situaciones de riesgo.
Con el paso del tiempo, el uso del alcohol produce daños irreversibles al cerebro, como la muerte de células madre cerebrales, que son responsables de la producción y el desarrollo de nuevas neuronas.
Si el alcohol afectara solamente al sistema nervioso, ésta ya sería una buena razón para dejar de beber. Pero además, el alcohol debilita, el esófago, el estómago, el intestino, el corazón y el hígado.
Con el hígado, el alcohol hace un tremendo estrago! Esto es porque el órgano se ve obligado a metabolizar una sustancia tóxica y convertirla en algo «aceptable» para el organismo. Este esfuerzo hace que el órgano sufra lesiones y pierda células hepáticas.
Con el paso del tiempo, el hígado que se ha deteriorado, ya no funciona de la misma manera. De ahí surgen los problemas derivados del uso del alcohol, como la dependencia en sí, la hepatitis alcohólica y la cirrosis.
Otro problema de salud atribuido al uso de bebidas alcohólicas es el cáncer. El alcohol es uno de los factores de riesgo para el surgimiento del problema, principalmente en la región de la cabeza y el cuello.
De esta forma, es obvio entender que ningún trago vale más que la salud, ¿no es así?
Efecto emocional
La segunda razón por la que debes dejar de beber, es por el daño emocional derivado de la bebida. El alcohol no perjudica «sólo» el aspecto físico, sino también la inteligencia emocional de sus adeptos.
Según estudios realizados por el equipo de Salud Mental de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto (FMRP – USP) el consumo crónico de bebidas alcohólicas debilita una cualidad que es innata al ser humano: reconocer emociones. Esta habilidad es esencial para la protección y la construcción de interacciones saludables.
Por ejemplo, al ver a alguien acercándose con el rostro serio entendemos que las cosas no están muy bien con aquella persona. Sin embargo, cuando no hay un reconocimiento rápido y sensible en las percepciones, no existe reacción adecuada al contexto.
La persona habla sin pensar, lastima a sus familiares y amigos, tiene reacciones indeseadas y genera situaciones incómodas. Por eso mucha gente dice que el «borracho es desubicado», pero en realidad, es la bebida que imposibilita la coherencia en el comportamiento emocional. Es decir, la persona se desconecta de la realidad.
De esta forma, el individuo acaba bebiendo mucho más para huir de los problemas sociales. Por eso es que dejar de beber, es una decisión inteligente, que afectará positivamente al usuario y a todas las personas que lo rodean.
Efecto espiritual
Ya dijimos que la bebida influye en la salud física y mental. Pero, además, el alcohol interfiere en el aspecto espiritual, debilitando la relación del la persona con Dios.
Esto ocurre porque Dios habla con el ser humano por medio de varias formas, y una de ellas es a través del intelecto. Sin embargo, si la capacidad de razonamiento está perjudicada por la bebida, la mente se vuelve inapta para desarrollar una comunicación eficaz con el Eterno.
Muchos estudios apuntan a los beneficios de tener fe y creer en algo superior, y eso puede incluso contribuir en el proceso de curación de enfermedades. Sin embargo, esta elección debe ser hecha de forma racional, consciente y lúcida. Todos estos requisitos se eliminan cuando la bebida alcohólica es parte de la vida cotidiana.
El alcohol no afecta solamente a la salud física y emocional, sino también imposibilita el desarrollo de una relación real y consistente con Dios, y éste es un efecto fatal.
Decidir dejar de beber no es fácil, porque el alcohol es la droga lícita más consumida y mejor aceptada en el mundo.
Entonces, remar contra esa corriente, puede ser difícil al principio. Pero no olvides: ¡las ganancias de esta decisión serán eternas!
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