La espiritualidad genera calidad de vida. Un hecho ya reconocido por la OMS en 1984, en la 37ª Asamblea Mundial de la Salud.
En ese momento, la espiritualidad se incluyó como uno de los factores que definen lo que significa estar sano. ¡Incluso hablamos de eso aquí!
Desde entonces, la OMS ha reconocido la importancia de la espiritualidad en la salud y el bienestar general.
Así, un individuo que practica la espiritualidad tiene una cosmovisión que va más allá de lo concreto, creyendo en algo superior a su existencia.
En consecuencia, busca mantener una relación con lo Sagrado, lo que termina moldeando su forma de ver la vida y su propósito.
La oración como práctica de espiritualidad
Ciertamente, dentro de la experiencia de la espiritualidad, existen varias prácticas realizadas individualmente o en comunidad.
Sin embargo, una en particular que llama la atención de los investigadores de la salud es la experiencia de la oración y su acción en la vida de los individuos.
Por lo tanto, para comprender la relación entre salud y espiritualidad, varios investigadores se han centrado en el tema.
Así, ya se ha podido concluir que los individuos con mayor espiritualidad tienen mayor bienestar general –como la satisfacción con la vida– y menores índices de ansiedad y depresión.
De hecho, todavía faltan estudios que relacionen oración y salud. Pero los científicos que decidieron analizar la práctica pudieron ver que hay un efecto positivo en la salud en general.
Un ejemplo de ello es la investigación realizada por el Programa de Posgrado en Enfermería de la Universidad Federal de Alfenas.
Con el propósito de abordar la efectividad de la oración para reducir la ansiedad en pacientes con cáncer, el estudio mostró resultados impresionantes.
En resumen, según la investigación, la espiritualidad, a través de la oración, funciona como un medio para aliviar la tensión, aumentar la esperanza y reducir la ansiedad en pacientes con cáncer.
Finalmente, el estudio sugiere que se debe fortalecer el uso de la oración como terapia auxiliar para el tratamiento del cáncer, ya que demostró ser una acción efectiva en la vida de los pacientes estudiados.
Un estudio de caso, realizado por un investigador de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte, Brasil, mostró evidencias de que la práctica de la oración (individual y en grupo) mejora la socialización, la autoestima, los niveles de presión arterial y disminuye el uso de medicamentos antihipertensivos.
En tiempos de crisis, oremos
Hasta ahora, hemos estado hablando de la salud física. Pero, ¿la oración también impacta, por ejemplo, en la salud económica de las sociedades?
Bueno, en el punto álgido de la crisis del Covid-19, la investigadora Jeanet Bentzen, del Departamento de Economía de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, notó algo interesante:
Durante los primeros meses de la pandemia, las búsquedas en Google del término oración aumentaron un 30 %, alcanzando el nivel más alto jamás registrado.
Además, la investigadora en su artículo expresó de manera interesante: cuando las personas oran para enfrentar la adversidad, otras áreas se ven impactadas.
Mirando los temas económicos, el investigador afirma que la religiosidad logra amortiguar el malestar emocional, influyendo también en el bienestar general de las sociedades.
Por lo tanto, si la religión alivia el estrés, los creyentes pueden experimentar menos ansiedad económica, lo que puede hacer que sea menos probable que cambien drásticamente su comportamiento económico.
Con esto, pueden reducir la fluctuación económica, ya que la fe los pone en un nivel más bajo de ansiedad durante la crisis.
Oración: terapia para profesionales y pacientes
Si existen estudios que relacionan el aumento de la práctica de la fe, a través de la oración, impactando en temas económicos durante y después de la pandemia, ¿qué evidencia podemos tener respecto a la oración durante el pico del covid-19?
¿Cómo no recordar las multitudes que se congregaron frente a hospitales, clínicas y casas de pacientes en tratamiento contra el virus?
¿Además de las vigilias entre vecinos desconocidos que rezaban a una voz desde las ventanas de los edificios?
Son escenas que aparecían a diario en los perfiles de las redes sociales y que son difíciles de olvidar.
Lamentablemente, aún no se han publicado estudios completos que establezcan una relación entre religiosidad-espiritualidad y resultados positivos en el tratamiento de la covid.
Sin embargo, un estudio ya disponible evaluó cómo la espiritualidad sirvió de apoyo a los profesionales de la salud durante la pandemia de covid-19.
En el grupo estudiado se demostró que la oración y la meditación individual era una estrategia utilizada por estos profesionales para poder afrontar la batalla.
Es decir, la espiritualidad fue un apoyo en los momentos de angustia y ansiedad, lo que ayudó a los profesionales de la salud a mantenerse firmes en la primera línea, luchando por la vida de sus pacientes.
La conexión divina en el cerebro.
Sorprendentemente, en 2021, los investigadores del Brigham and Women’s Hospital aportaron un descubrimiento impresionante a los estudios neurocientíficos de la espiritualidad.
el medico Michael Ferguson y su equipo descubrieron que existe un circuito cerebral específico para la espiritualidad, ubicado en el centro de la región del cerebro.
Bueno, esta región se llama materia gris periacueductal (PAG), que es importante para muchas funciones como el miedo, el dolor, el altruismo y el amor incondicional.
En resumen, los resultados sugieren que la espiritualidad y la religiosidad están enraizadas en dinámicas fundamentales, neurobiológicas y profundamente tejidas en el tejido nervioso.
Con esto, es posible afirmar que el cerebro es el gran mediador de las experiencias humanas: desde la respiración hasta la contemplación de la existencia de Dios.
Ahora que entiendes la importancia de la oración para diferentes áreas de la vida, queremos dejarte un consejo muy importante:
Cómo tener una rutina de oración
Desarrollar una rutina de oración puede parecer desafiante al principio, pero con práctica y dedicación, puedes establecer un hábito que funcione para ti.
Aquí hay 3 consejos que pueden ayudarte a comenzar:
- Elije un horario regular: Elige una hora que te funcione y trata de mantenerla todos los días. Puede ser a primera hora de la mañana, antes de acostarse o en un momento específico del día cuando tengas más tiempo disponible. La constancia puede ayudar a establecer un hábito de oración.
- Busca un espacio adecuado: Crea un espacio en tu hogar que sea tranquilo y sin distracciones. Este espacio puede ayudarte a disfrutar de un momento propicio para la oración.
- Sé constante: La consistencia es importante para establecer una rutina de oración. Trata de apegarse a esta rutina, incluso cuando se presente el cansancio. ¡Recuerda que la oración es una práctica diaria que puede conducir a la paz mental y al propósito en la vida!
La oración es un proceso individual y cada uno puede tener su propia forma de practicarla.
Así que, elige lo que funcione mejor para ti y no te preocupes por seguir una fórmula exacta. Con el tiempo y la práctica, encontrarás una rutina de oración que funcione para ti.
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Bibliografía:
https://www.scielosp.org/article/csc/2020.v25n4/1463-1474/
https://www.scielo.br/j/reeusp/a/yS4S3ZDZRvGQvkgMtbZTxZg/?format=pdf&lang=pt
https://repositorio.ufrn.br/bitstream/123456789/14833/1/VeraLS.pdf
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0167268121004443
https://rsdjournal.org/index.php/rsd/article/view/39605/32535
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