Las fechas conmemorativas son importantes porque nos remiten a la relevancia de algunos hechos que pueden estar relacionados a cosas, eventos o personas. La verdad es que toda fecha importante está ligada a alguien.
Tal vez es de esta manera para que no nos olvidemos de que el ser, siempre prevalecerá al tener. Ya lo sé, es una frase cliché: Ser en el lugar de tener. No me gustan los clichés, pero hago una excepción cuando percibo la posibilidad de encontrar en él algún valor.
Si crees que voy a hablar sobre el amor fraternal, la solidaridad o realizar alguna acusación sobre el consumismo desenfrenado, te equivocas. Mi intención es presentar al niño Jesús. Ya debes conocerlo o al menos debes haber escuchado hablar de él. Pesebres, músicas, libros y películas… existen una infinidad de recursos de comunicación que cuentan su biografía.
Artículo de lujo
Jesús es muy conocido y como sabemos él nació destinado a cumplir una misión. La concepción misteriosa apuntaba a la grandeza incomprensible de un artículo de lujo llamado amor.
El creador de todas las cosas, desde las millones de lejanas estrellas hasta la frágil hormiga que trabaja incansablemente; el ser que originó todos los demás seres – humanos, de la fauna o de la flora -, creador hasta del viento, decidió voluntariamente despojarse de su posición y revestirse de humanidad.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
(Juan 3:16)
Más que eso, él se humanizó en el sentido pleno de la palabra, identificándose con las necesidades más profundas del nuevo hábitat. Fue tentado, probado, insultado, traicionado y mal interpretado. Fué injustamente condenado y asesinado.
Aun así, murió como ofrenda espontánea en favor de todos los que desean ser redimidos. Aunque haya sido descifrado paradojalmente, tenía un nombre más: Emanuel – Dios con nosotros.
Emanuel, Dios con nosotros
¡Dios con nosotros!!! El Dios inaccesible, que habita en la distancia, en el cielo de la imaginación infantil, eligió una vez, ausentarse temporalmente de allí. El rey se hizo plebeyo no solo para enseñarnos cual es la conducta ideal; no para denunciar delitos escandalosos o latentes, ¡no, no! Él no dejó el reino de la luz y bajó al planeta tierra para reducir su legado a la condenación de pecadores.
Él no vino solo para curar enfermedades, ni para saciar carencias apenas temporales. Él vino para ser paciente con la dureza de corazón, para incentivar el entendimiento y para hacer renacer las mentes ciegas por la tradición.
Vino a despertar la fe que mueve la mirada más allá de las peculiaridades del ahora. Vino a traducir personalmente el significado de su reino. ¿Su metodología? el más simple y completo amor.
Por más atractivas que sean las fiestas de navidad no siempre consiguen reunir a todos los que amamos. No es fácil dislocarse cuando las distancias son muy extensas. ¡Imagina lo que fue aquel viaje cósmico del creador, a tal punto de materializarse en criatura!
Navidad y Autoaceptación
¡Jesús el cumpleañero del mes tomó toda esta iniciativa solo para que tú y yo notáramos su real valor! Un valor capaz de fortalecer tu amor propio, de madurar la visión que tienes de ti mismo y de hacer que comprendas que la autoaceptación es el primer paso en dirección a la aceptación del prójimo. Y es también una buena estrategia para alcanzar salud mental y espiritual.
Comprender el valor de los otros puede ser más fácil que entender cuánto vales tú mismo. La propuesta no es para que desenvuelvas un amor narcisista o egocéntrico. Al contrario, es para que asimiles de una vez por todas que tu vida costó el esfuerzo divino, la vida de Dios.
Aceptar esto hace que la navidad se materialice primero dentro de ti. Porque hace que el dilema filosófico entre ser y tener, tan común en esta época, desaparezca ya que tú mismo tienes la navidad dentro de ti.
Hay quienes juzgarán todo esto como un bello mito de fondo moral. Pero, con seguridad este no es un mensaje de autoayuda. ¡Es solo una forma de revivir la fe cristiana, porque la fe es fundamental para tener salud!
Fuente: Ágatha Lemos. Editora y asociada de la Revista Vida e Saúde de la Casa Publicadora Brasileira. Dezembro 2011
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