Muchas personas creen, de forma equivocada, que salud es la ausencia de enfermedades. Sin embargo podemos decir que existen ciertos “niveles de salud” y es imprescindible comprender la importancia de cada uno de ellos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), amplía la comprensión del término al afirmar que tener salud es usufructuar del completo bienestar físico, mental y social.
Básicamente existen seis niveles en la escalera de la comprensión de la salud. Las costumbres y hábitos de vida, son factores determinantes para ocupar cada uno de estos niveles de salud. La forma en que una persona entiende lo que es tener salud, produce una notable influencia en todas las decisiones tomadas a lo largo del día.
Vamos a conocer cuáles son estos seis niveles de salud y de esta manera proporcionar una base para saber en qué nivel te encuentras. Lee cada uno de ellos con atención y luego reflexiona sobre cómo has vivido hasta el momento.
Nivel de salud 1: Enfermedad, un estatus social
En el primer y más básico estadio, la persona adopta el comportamiento de “ser paciente” o “estar enfermo”. Para ella, estar enferma es un tipo de estatus, pues generalmente se encuentra en esta condición.
Quien está en este escalón tiene como punto principal en su vida las enfermedades u otro tipo de males. Es cliente frecuente de las farmacias, siempre carga una tonelada de remedios y si alguien se queja de dolor o de algún malestar, enseguida tiene un diagnóstico para el problema.
A pesar de las condiciones frágiles de salud, no se preocupa en buscar prevenir o en cambiar de hábitos para que el malestar o la enfermedad dejen de ser frecuentes. Cuando los dolores y los síntomas pasan, continúa su vida como si nada hubiera sucedido.
Nivel de salud 2: Remedio, la mejor solución
El segundo nivel, sobre la comprensión de la salud, está compuesto por personas a quienes no les importa estar enfermas, pues existen fármacos para todos los males. No existe una preocupación en la elección de qué comer o de cómo cuidar el cuerpo.
Cuando surge un problema de salud, la gran preocupación es: ¿Qué puedo tomar para curarme? En ese momento comienza a buscar respuestas en Internet y a conversar con los vecinos sobre los síntomas.
Algunos hasta deciden buscar un médico con el objetivo de salir de aquella situación que les causa malestar. La reflexión sobre la causa del problema es insignificante y muchas veces hasta inexistente.
Luego de tomar una serie de remedios, la vida comienza a volver a lo normal. Finalmente, en las notas del celular, guarda el nombre de la cura “milagrosa”. Si por casualidad llega a aparecer algún otro síntoma parecido, no necesita “perder tiempo” yendo al médico, porque ya sabe lo que debe tomar. Y la vida sigue…
Nivel de salud 3: Vivir es un gran riesgo
Estar en el tercer escalón de los niveles de salud ya es un buen comienzo. Sin embargo, quien ocupa este lugar entiende que, tener salud es no estar enfermo. ¡Hasta aquí está todo bien! Pero hay un tono de paranoia en esta posición que es perjudicial para la salud como un todo.
Generalmente la filosofía de las personas de este grupo es la siguiente: ¡Vivir es un gran riesgo! Entonces es necesario estar atento a cualquier señal que el cuerpo me dé.
El estilo de vida de este grupo tiene como meta el control de los factores amenazantes. El histórico familiar de enfermedades es una pesadilla diaria con la que necesitan lidiar.
Cuando descubren que un determinado pariente sufre de una enfermedad, corren para descubrir si son propensas a sufrir el mismo mal. Al escuchar las noticias sobre epidemias o nuevas enfermedades, buscan descubrir todo sobre el tema con la finalidad de protegerse.
Pero vale destacar un punto muy positivo de este grupo: La preocupación con la prevención. Si descubren que algún hábito o práctica no le hace bien a la salud, no dudan en realizar cambios.
Nivel de salud 4: Prevención, el mejor remedio
Comprender que la prevención es la mejor alternativa para vivir bien ya es un gran paso en dirección al nivel más alto de salud. Estar en el nivel de salud numero 4 es optar por elecciones diarias que promueven la salud.
El tiempo de descanso, las horas de trabajo, el qué comer, cómo relacionarse con los demás, etc., son factores que son ponderados por quien ocupa este escalón.
Quien puede ver que tener salud es prevenir enfermedades, está pendiente de realizar un control médico frecuente, exámenes que apunten a medir los niveles de colesterol, evaluación cardíaca y lo que esté disponible para marcar cualquier problema en el estilo de vida.
Gastar tiempo y recursos para la prevención es visto como una inversión, porque la posibilidad de estar enfermo es la mayor preocupación de sus vidas.
Nivel de salud 5: Bienestar
El quinto es un nivel un poco más elevado, siendo el del bienestar. En este caso, el objetivo del estilo de vida no es la salud en particular, sino más bien la realización personal.
En este punto, el estilo de vida comienza a superar cuestiones puramente biológicas, psicológicas, sociales o culturales del comportamiento, porque el bienestar se relaciona más con una concepción integral del ser. El individuo es consciente de que el bienestar depende de la salud integral del ser.
El interés está en disfrutar la vida, por eso todas las actividades que promueven esta filosofía se centran en esta premisa. La práctica de ejercicio, relajamiento, buena alimentación y la buena convivencia social son parte del programa de quien se enfoca en el bienestar.
El uso de remedios es la última opción en caso de que surja un problema de salud, pues la preferencia está en el uso de recursos naturales y otros cuidados personales para que la salud plena vuelva a ser realidad.
Y si es necesario abandonar algún hábito, esto no es un problema, porque todo lo que lo aparta o minimiza la posibilidad de tener buena salud no es bienvenido.
Nivel de salud 6: Viviendo de forma plena
Estar en este escalón es haber alcanzado una comprensión profunda sobre lo que es tener salud. Quien llegó a este nivel, entiende que la vida, el cuerpo y la salud son dones de Dios y que por eso deben administrarse sabiamente.
En este caso, la preocupación por la salud prácticamente no existe. La persona es consciente de la condición holística humana y prioriza su relación con Dios. Sabe que la salud y bienestar duradero solo son posibles si la dimensión espiritual es la base que la sustenta.
El estilo de vida está orientado a glorificar a Dios en todos los sentidos. La salud es considerada una de las muchas consecuencias maravillosas de esta forma de vivir, no el objetivo principal.
Una persona con este nivel de comprensión vive lo que está escrito en 1 Corintios 10:31 “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.
Las decisiones tomadas por las personas que están en este nivel de salud desarrollan lo que Dios espera de ellas, pues entienden que el cuerpo es un regalo divino y deben administrarlo correctamente.
Este grupo no está en contra de la medicina tradicional, sin embargo, intercede por los médicos que cuidarán de su cuerpo. Entienden que la cura viene de Dios y que los remedios y los profesionales son solo instrumentos en las manos divinas.
Comprenden que si Dios nos pide que abandonemos algo porque no le hace bien a nuestra salud como un todo, lo harán con alegría y gratitud, por ser una demostración del amor y cuidado de Dios. Finalmente tienen plena convicción de que, con la ayuda de los médicos, podrán ayudar a otros a encontrar verdadera salud.
Y tú ¿En qué nivel de salud estás? No hace falta decir que, en esta escala del uno al seis, cuánto más alto es el nivel de salud, mejor.
Pero la buena noticia es que ésta es una escala progresiva, o sea, si te diste cuenta que no estás en una buena posición, reflexiona sobre tu concepción de lo que es tener salud y de lo que necesitas cambiar para llegar hasta el nivel de salud 6, donde se vive plenamente.
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