Cómo prevenir el asma

La ingestión de alimentos procesados, ricos en grasa saturada y azúcar, agregado a un bajo consumo de frutas y verduras, pueden provocar crisis de asma. ¡Conozca qué cambios deben hacerse para que el asma no forme parte de la rutina!

Hildemar Santos

Médico y profesor de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Loma Linda (EUA)

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15 de agosto de 2018

Aproximadamente 6 millones de niños en los Estados Unidos tienen asma y más de 300 millones en todo el mundo. En Brasil, se estima que el asma causa la muerte de 3 personas por día y hay más de 6 millones de adultos asmáticos en el país. Si consideramos a la población infantil, esta cifra pasa de los 20 millones. El asma se considera la enfermedad crónica más común entre los niños. Y no sólo eso, esta enfermedad es la principal causa de emergencias, hospitalización y ausencia escolar.

Aunque las causas del asma están directamente relacionadas con la contaminación, en particular con la contaminación interna donde los familiares son fumadores, otras causas han sido descubiertas. Según el Dr. Lee, una dieta inflamatoria puede aumentar el riesgo y empeorar las crisis. La ingesta de alimentos procesados, ricos en grasa saturada, ricos en azúcar, y un bajo consumo de frutas y verduras, han sido implicados en la causa de la enfermedad. Un estudio de la Universidad de Loma Linda, evaluando una encuesta con más de 50 mil niños en California, descubrió una asociación del asma con comidas de restaurantes «fast food», como papas fritas y refrescos.

Otros factores han sido asociados, tal vez no con la causa del asma, pero si con los que provocan las crisis como el polen, el polvo, los ácaros, olores fuertes de productos químicos o incluso perfumes, pelos de animales, moho y otros. El ejercicio se ha implicado como un factor desencadenante. Sin embargo, el mismo puede ser un factor protector ya que cuando la persona aumenta su capacidad aeróbica por el ejercicio, reduce las crisis asmáticas.

Otros factores influyentes en las crisis de asma

La obesidad se ha asociado con el asma por varias razones. Una de ellas es porque el peso en exceso requiere mayor esfuerzo respiratorio, principalmente cuando la persona practica ejercicio físico. Otro factor en la obesidad es la inflamación. Las personas con aumento de peso tienen una tendencia mayor a la inflamación, tal vez por tener una dieta más inflamatoria. De cualquier forma, estas personas tienden a formar más mocos y las crisis asmáticas son peores en estas condiciones.

El factor psicológico puede también estar involucrado, ya que la depresión, la ansiedad, el estrés y otros factores emocionales pueden desencadenar las crisis y, más comúnmente, empeorar las mismas ya que la enfermedad tiende a producir pánico. Algunas personas necesitan un mayor apoyo psicológico.

Como prevención, el estilo de vida  es la mejor opción. Una dieta a base de plantas puede ayudar en la inflamación y a disminuir la producción de moco. Tomar agua ayuda a prevenir el aumento de la viscosidad del moco. Vivir en un ambiente menos contaminado también ayuda y, finalmente, la parte emocional debe ser evaluada. La familia, la religión, el contacto con la naturaleza y las actividades relajantes son aspectos fundamentales tanto en el control como en la prevención de la enfermedad.

Me gustaría compartir una historia que ocurrió con uno de mis pacientes cuando trabajaba en la Clínica De San Roque (Hoy Clínica Vida Natural). El individuo vivía en São Paulo y tenía dos hijas pequeñas, tal vez de dos y cuatro años de edad. Desde pequeñas ellas tenían crisis de asma y nuestro amigo vivía en el hospital. Las crisis de asma son aterrorizantes porque parece que la persona dejará de respirar. Después de muchos tratamientos, dietas, bombitas de paf, él resolvió que debería hacer algo más drástico. Resolvió mudarse de San Pablo. Buscó un lugar en el interior de Goiás donde podría seguir trabajando para la misma empresa. Las niñas se sanaron milagrosamente, nunca más tuvieron crisis de asma.

Cualquiera que sea su problema con el asma, si usted es adulto o niño, trate de cambiar el estilo de vida en primer lugar – si la enfermedad persiste, cambie el lugar donde vive.

«Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. » Génesis 2: 7

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