Suicidio y Depresión

Tanto la depresión como el suicidio son temas que preocupan sobremanera a las familias en general.

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6 de septiembre de 2021

Tanto la depresión como el suicidio son temas que preocupan sobremanera a las familias en general.

Pues muy a menudo, cuando un miembro de la familia cae en un proceso depresivo, aumentan los miedos respecto a si eso terminará bien o …de la peor manera.

¿Qué es la depresión?

Es importante que sepamos que la depresión es realmente un flagelo mundial, no se trata de casos aislados, y eso lo transforma en un tema que es necesario abordar con franqueza.

La depresión no es “sentirse triste” sino que se parece más a perder el rumbo, perder la brújula que da dirección a la vida; y de no ser tratada, la depresión puede llevar a la discapacidad funcional de la persona.

Y como sucede en tantas otras enfermedades, la detección temprana es fundamental para poder tratarla lo más precozmente posible. 

Para ello, no solo el personal de salud debe estar alerta a los síntomas, sino muy especialmente los familiares y quienes estén en el entorno más cercano. 

Ellos pueden constituirse en piezas claves para dar los primeros pasos en el tratamiento.

Este tratamiento, no siempre se trata de alguna medicación o alguna intervención extraordinaria, sino que el primer paso del tratamiento es el acompañamiento, el “estar presente”.

¿Cómo acompañar a una persona con Depresión?

El primer paso para acompañar a una persona que está deprimida es sacarla a caminar, que tome un poco de sol, ¡que se levante de la cama!

En ocasiones, esto que puede parecer tan sencillo, es sumamente difícil, porque realmente el paciente con depresión no tiene ánimo ni energía para levantarse. 

Por eso requiere de alguien que se preocupe por el/ella y que está a su lado para iniciar un proceso sanador.

Un aspecto que añade complejidad al asunto es que a menudo la persona con depresión se siente culpable de “ser una carga” para su familia;  por ello es importante que quienes lo estén acompañando le hagan sentir permanentemente que están allí porque lo aman y quieren verlo bien.

Pero ¡cuidado!, porque en este proceso de acompañar a quien está deprimido debemos tener en cuenta algo sumamente importante:

Este “querer estar presente”, hacer un montón de esfuerzos para lograr que el ser querido, ese miembro de la familia o amigo esté bien, muchas veces nubla la visión del resto de los miembros de la familia y se mantiene tan pendiente de la situación que se olvidan de sí mismos, se descuidan.

Las personas que están alrededor de alguien con depresión y que lo acompañan con amor en el proceso de buscar la mejora, también deben cuidarse:

Tener su tiempo de recreación, descansar  y comer bien, no perder de vista otros objetivos de su vida.  Porque sino, todos terminan enfermos.

Para que tomemos dimensión del problema, mencionamos que hay estudios científicos que anticipan que para el año 2030 la depresión será la principal causa de discapacidad laboral.

¿Cuánto tiempo lleva el tratamiento?

Hablando puntualmente de procesos integrales de tratamiento, debemos saber que pueden ser largos. 

No podemos decir exactamente cuánto tiempo conlleva un tratamiento para vencer a la depresión.

¡La maquinaria humana es única!, algunas personas que tienen una depresión grave, logran recuperarse rápidamente, otros, tal vez con menos síntomas, requieren de más intervención y tiempo de tratamiento. 

Lo importante es no dejar pasar los síntomas de alerta para que no se deban lamentar pérdidas de vidas por causa de esta enfermedad.

El tratamiento integral (farmacológico, acompañamiento psicoterapéutico, etc) busca acondicionar el sistema nervioso para que pueda funcionar de una manera óptima.

Es decir, que la persona pueda volver a tomar sus propias decisiones, que vuelva a ser independiente.

¿Cómo trabajar y superar las ideas suicidas?

En general, el gran miedo ante quien está pasando por una depresión es que no logre salir de ese estado y que se profundice a tal grado que le invadan ideas suicidas. 

Estas ideas suelen estar acompañadas de otros síntomas a los que debemos prestar atención: 

Aislamiento, ideas negativas de forma persistente, dificultad para dormir, para trabajar, desesperanza, sensibilidad y llanto inconsolables, y también pueden presentarse repentinos cambios de conducta, especialmente la impulsividad (que son momentos en los que puede incurrir en actos irracionales).

Como familia, como amigos, es fundamental que prestemos atención a todos estos signos que mencionamos. 

También mostrarle que estamos presentes, y muy importante!:  respetar las expresiones que esa persona con depresión manifiesta, por ejemplo “ me quiero matar, ya no aguanto más…” no caigamos en frases hechas tales como “tranquilo, ya va a pasar”, “esto es solo un mal momento”, etc. 

Esas frases, por más que sean dichas con todo el amor del mundo, no le están mostrando al otro que lo comprendemos. 

Son dichas desde nuestra propia percepción, no desde la de la persona enferma. 

Por eso, el silencio y un abrazo comprensivo y cariñoso pueden ser mejores herramientas para pasar ese momento de crisis.

Y así luego, en un ambiente de confianza, avanzar en el proceso de acompañarlo a nuevas etapas de un tratamiento necesario.

Tengamos en cuenta que muy probablemente la persona no quiera ir a ver a un especialista en psiquiatría para iniciar un tratamiento acorde a sus necesidades.

Y tal vez esto requiera que a todo el proceso previo sean cuestiones que debamos asumir y hacerlas quienes lo estamos acompañando.

Pues su mismo estado de negatividad no ayudará a que se valga por sí mismo incluso para estos trámites que en otra oportunidad le hubieran resultado sencillos.

Acompañamiento y autocuidado

Nunca olvidemos que para todo el transcurso del tratamiento la persona con depresión necesitará sentir que no está sola, que tiene a quién recurrir, aunque sea para desahogarse un poco. 

Y esa persona deberá tener siempre presente que debe mantener un autocuidado para que sus propias fuerzas no flaqueen, y pueda seguir siendo de ayuda, sin caer en un estado de agotamiento. 

Porque como ya mencionamos, el proceso puede ser largo, y requiere de fuerza, constancia y esperanza.

Dr. Alan Kalbermatter (Especialista en Psiquiatría del Servicio de Bienestal Mental del Sanatorio Adventista de Plata / Docente Facultad de Medicina de la Universidad Adventista del Plata)

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